La más avanzada tecnología en láser para su salud

Historia del láser

Muchas ideas populares e incluso entre profesionales de la salud son erróneas respecto al láser y sus orígenes. Ciertamente existe en el fondo una gran manipulación política a la que no nos prestaremos, dado que somos profesionales de la salud. Fuimos preparados para ello.

La hipótesis sobre la posibilidad de obtener emisión estimulada, que es la base de los láseres, fue propuesta (por primera vez) por Albert Einstein en 1918. Sin embargo, solo después de las investigaciones fundamentales de los científicos Aleksandr Básov y Nikolay Prokhorov, de la ex Unión Soviética, y el físico norteamericano Charles Townes (quienes compartieron el Premio Nobel de Física en 1964) se sentaron las bases teóricas del láser. El término "láser" es el acrónimo de la frase en inglés Light Amplification by Stimulated Emission of Radiation, lo que significa: amplificación de luz por emisión estimulada.



El primer generador de láser fue de rubí (creado en 1960 por Theodore Maiman, en Malibú, California).


Los primeros láseres en utilizarse con fines médicos fueron los de alta potencia (de corte), los cuales encontraron nuevas aplicaciones en las cirugías después del primer éxito en los ensayos para reparar el desprendimiento de retina. Se utilizaron como instrumentos para la coagulación, evaporación o como escalpelos simples, pero extremadamente precisos. Los resultados no siempre fueron positivos y los láseres eran grandes, difíciles de manejar, costosos y electrónicamente frágiles.


Los primeros informes del láser fotoestimulante (≤ 500 miliwatts) se publicaron a mediados del año 1960. Laor y asoc. (en 1965) publicaron que "la irradiación láser fue utilizada para estimular la curación de quemaduras y heridas inducidas".


El profesor Mester (cirujano del hospital de Semmel Weiss, de Budapest, Hungría) fue el más entusiasta propulsor de la terapia con láser fotoestimulante. Él publicó numerosos estudios sobre sus efectos bioestimulantes en cultivos celulares, estudios experimentales en animales y ensayos clínicos, antes de que los expertos occidentales de la ciencia médica tradicional tuvieran la menor idea de lo que significaba la terapia con láser de baja potencia. En 1963, inició sus experimentos en animales para dilucidar sus posibles efectos cancerígenos, encontrando que el rebrote del epitelio sobre las lesiones cutáneas se producía sin ninguna relación cancerígena.


Mester estudió los efectos de la laserterapia en los diferentes procesos biológicos y, especialmente, su aplicación para el tratamiento de las úlceras crónicas, como úlceras en las piernas, úlceras por decúbito, quemaduras y úlceras de irradiación, que eran resistentes a la terapia convencional. Publicó sus informes en diarios húngaros; por esta razón, muchos de los estudios se desconocen en los países occidentales. Igualmente sucede con los estudios publicados en ruso.


En la antigua URSS, Nikolay Gamaleya estudió los efectos biológicos de la luz coherente desde 1962. Sus primeros informes tratan los efectos de la luz láser sobre cultivos celulares y tejidos animales. Después de estos estudios, el láser (o quantum opticum, como se le llamaba entonces en la URSS) se aplicó por primera vez para la bioestimulación. Inyushin y asoc. (1969) en Alma Ata, Kazajistán, estudiaron ampliamente los efectos y mecanismos bioestimulantes del láser. A finales de la década de los 60, se empiezan a remplazar las agujas por el láser (con los mismos fines que la acupuntura). Después, finalizando los años 70, en Rusia, se empieza a aplicar la irradiación de la sangre con láser bioestimulante, generándose una provechosa controversia por su efectividad entre la irradiación transcutánea y la irradiación endovenosa, actualmente ambas tienen uso.


Respecto al universo de la bioestimulación, cada año aparecen en el mercado láseres más eficientes que los anteriores. El desarrollo de la industria electrónica se puede apreciar sobre todo en Rusia, Europa Occidental, China, Japón y Australia, siendo los EE. UU. la gran excepción, pues a pesar de que el desarrollo de los láseres quirúrgicos y coagulantes han tenido continuidad desde Maiman, la FDA ha limitado el uso del láser; por ejemplo, recién en el año 2002 se autorizó la fabricación de esta tecnología dentro de EE. UU. Por otro lado, un par de años después, se manifestó su aprobación a un solo tratamiento, el tratamiento para el acné, luego de proscribirlo por mucho tiempo. De acuerdo con la FDA, ninguna investigación realizada fuera de las fronteras de los EE. UU. tiene validez.


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